Dedicada a mi querida esposa Angelines
Gracias le doy al destino
que en una tarde de agosto
puso en mis manos tu rostro
tenue rubor encendido
después de haber comprendido
el mensaje de mis ojos,
bellos labios temblorosos
como pétalos de flor
con la ternura de un verso
dejara en ellos un beso,
mi primer beso de amor.
Fué tan sublime el sabor
que recogí de tu boca
que mi alma como loca
se apoderó de mi mente.
Sentí un cielo diferente
con las nubes de colores
donde ángeles cantores
cantaban versos de amor.
El viento trajo una flor
y te la puso en el pelo,
la luna bajó del cielo
para acariciar tu frente,
tus ojos fueron la fuente
donde bebió mi cariño
y con la emoción de un niño
juré amarte eternamente.
Hay ese amor aún presente
largos años compartido
no he dejado en el olvido
aquella tarde de agosto.
Y aun se ilumina el rostro
cada vez que estoy contigo
por eso juro y te digo
con el alma, vida mía,
que mucho más que aquel día
yo te amo y te venero
y es tanto lo que yo te quiero
que al ocaso de la vida
yo quisiera, vida mía,
subir juntos al cielo
y allí levantarte el velo
como lo hiciera aquel día
siendo al fin esposa mía
con un sublime "si, quiero".
Nicanor López
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