Puede
que un día no te conozca,
puede
que un día yo,
ya
no sea yo, te haya olvidado,
aquí
seguirá mi cuerpo, pero amor…,
yo
me habré marchado.
En
un laberinto entraré
por
alguna razón extraña,
y al
no encontrar la salida
sin
querer y ya cansada
por
siempre me quedaré.
Mi
mente será maraña,
no
me pidas te recuerde,
solo
mírame a los ojos
y
bésame por las mañanas.
Quizás
en algún lugar del alma,
si
bajito tú me hablas
de
todas nuestras vivencias
y me
dices que aún me amas,
brille
aún alguna luz,
yo
te entienda todavía,
y me
quede algún recuerdo
de
mi paso por la vida.
Ángela Bueso