La faena de intendencia,
ayuda a la reflexión,
al renovar el sustento
que nutre al corazón.
Sentimientos compartidos,
comidas de hermandad,
razones y argumentos
se transmiten en libertad.
Rodeados de los niños,
los mayores van hablando
sobre cosas de este mundo,
a cartas se está jugando.
Chistes, acertijos, risas…
De los presentes, felices;
tras las ventanas, las nubes,
un mundo nuevo, sin prisas.
A la nieve se va un grupo,
otros tantos van al pueblo,
algunos quedan en casa,
preparando el alimento.
Por la tarde al encuentro,
resumen de actividades:
cansados de morder nieve,
saltos en pistas azules,
miedo en las negras y verdes
La noche llega deprisa.
Historias se narran dentro
que golpean los cristales
en un acariciar lento..
Venus nos mira feliz,
nos inunda con su brillo,
transforma nuestro mundillo
en aromas de jazmín.
Plásticos y nucleares…,
residuos, contaminación...
¿dónde guardar la miseria
sin dañar la creación?
Llega un cambio climático...,
ha habido un ciclón.
El mundo está cambiando
como el vidente anunció
Cómo asimilar el cambio
Cómo hallar la solución.
Sólo a través de la ciencia
y mayor concienciación.
Necesidad de energía,
más alternativas nuevas:
fisión, fusión, el fotón...,
que mejoren esta vida,
y alivien el dolor.
¿Dónde va la humanidad
con aparentes proyectos?
Por doquier MANDO Y ORDENO...,
priman en el mundo entero.
Aparte queda la ciencia,
con el código sin color:
blanco y negro, sí y no,
cero y uno en conciencia;
era de investigación.
La respuesta sólo está
como inicio primero
si se cambia en amistad
el orgullo de los egos.
La madre teje en la casa,
con puntos de encaje e hilos,
transferencias de valores...,
a nuevas generaciones
que resuelvan los conflictos.
Poco a poco en la noche
las narraciones acaban
y en la casa acogedora
el rojo fuego se paga.
Juntos contemplamos lunas,
rúbricas del firmamento,
elevando las miradas
entre las nubes y estrellas;
nuestro jardín es el centro.
Flánagan duerme en su “suite”,
pues los ojos se le cierran
y lentamente el silencio
de este hogar se apodera.
Esplendor de la natura,
que nos ilumina el alma
como aullidos de lobos
despertamos con el alba.
Mirando tras los visillos
rayos de sol parpadean
y en mis ojos se dibujan
cúmulos y cirros rojos,
nieves en altas montañas
y pájaros que aletean.
Es el día que despierta.
J. Linares
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