6.11.17

AIRE





                          Aire que buscas mi rostro
entre las sombras de un sueño
cuando el alba se entristece
al ver al ocaso abierto.

Luego refrescas mi frente
con la caricia de un beso
antes de irte a la mar
donde está tu húmedo lecho.

Allí, calmaras las olas
de tus sábanas de ensueño
llevándote sus espumas
al abismo del silencio.

Después cerraras tus ojos
entre suspiro y bostezo
para quedarte dormido
bajo las sombras del cielo.

 El cielo enciende sus brillos,
el mar arropa tu aliento,
calma el agua tus suspiros,
la luna vela tu sueño.

Más tarde, cuando el Dios sol
se asoma al balcón del tiempo,
tú volverás a tus olas,
a tus espumas, tu viento.

Empujarás a la niebla
y a sus corrompidos velos
allá, donde las montañas
escupen al firmamento.

Después vuelves a mi rostro,
a mis brazos, a mi pecho,
para que corra la sangre
libre por todo mi cuerpo.

Aire purificador
capitán de los veleros,
pulmón de la primavera,
del verano y del invierno.

Niño grande del otoño
que con sus manos de viento
juegas con las hojas muertas
que el árbol dejó en el suelo.



                     Nicanor López 

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