Me siento muy diminuto
cuando miro el firmamento.
No sé, en el mar de mis dudas,
si estoy soñando o despierto.
Nunca sé a ciencia cierta
si estoy fuera o estoy dentro,
ni si es lo mismo soñar,
que estar fuera o estar muerto.
Las estrellas me atraen
por sus constantes destellos
como empedrado de luces
que hacen, hasta al hombre, bello.
Percibo mil centelleos
que vibran en mi interior
y, si miro hacia lo alto.
cabalgo por Orión.
Navego en la oscura noche,
me integro en el cielo inmenso
y ante tal grandiosidad
sólo sé guardar silencio
Soy proyecto inacabado
y trayectoria de vida
quiero filtrar las verdades
que yacen entre mentiras.
Nunca sé a ciencia cierta
si estoy fuera o estoy dentro,
ni si es lo mismo soñar,
que estar fuera o estar muerto.
Desde este mundo apagado
no sé explicarme ni puedo,
pero lo que en mi alma siento
me integra en el universo.
A mi continua inquietud
de los “ por qué” más diversos
me contesta el gran espacio
de los agujeros negros.
Existen nebulosas blancas
de mil variados matices,
verdes y azules galaxias
que expanden sus confines.
Mapa celestial de mitos
en el cenit reflejados
con sus leyendas de héroes
por las diosas castigados.
Pléyades en movimiento
en sus siete unidades,
y en cada unidad un mundo
de anhelos universales.
Se va acercando la Ciencia
a la Única Verdad
y lo que pasa aquí abajo
ocurre también allá.
Cuerdas vibrantes arriba
de cualquier constelación,
en mi A.D.N. gravadas
pues es la ley de la Unión.
La Vía Láctea silenciosa
me aporta sus respuestas.
Yo admiro el firmamento
y veo la Verdad en ellas.
Joan Linares
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