La vila de Montblanc
un rey tenía una vez,
también un dragón colosal
que debía mantener.
Era del dragón sustento
varios días al año, un caballo,
una vaca o un cordero,
hasta que éstos se acabaron
con el transcurrir del tiempo.
Entonces decidió el pueblo,
que a partir de aquí, un humano fuera
y siempre mediante sorteo
quien de alimento sirviera.
A la princesa aquel sorteo tocó
y el rey la dejó ir
por no enfurecer al pueblo,
con un inmenso dolor.
Montando un caballo blanco,
(cuando sus fauces ya abría
aquel temido animal),
de pronto apareció un doncel
(Sant Jordi, aseguran era)
que con espada en la mano
y de un golpe muy certero
logró a la fiera vencer.
De la sangre caída allí
dicen que brotó un rosal,
que florece puntual
el día veintitrés de abril.
Cataluña entera
recordando esta leyenda,
para ofrecer a la amada
de rosas rojas se llena,
esa flor tan delicada
que nos perfuma el ambiente,
y al mundo entero le enseña
que esta tierra…es una nación diferente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario