¡Ay!
Si yo pudiese ser
ese
ladrón de palabras,
esas
tan maravillosas
que
alimentan el alma.
Toda
mi vida fui,
una
a una, detrás de ellas
para
poseer esa sinfonía
que
enamora y encanta.
No
quiero ser cómo una hoja
que
pasa sin pena ni gloria
que
una vez cubierta por el barro
así
termina su historia.
Yendo
por el camino de la vida
ese
camino cada vez, más se acorta
teniendo
un Stop a la vista
por
compañía una negra sombra.
Que
un ángel me recite
esas
palabras maravillosas
que
bajando todas del cielo
yo
las recite de memoria.
Como
si fuesen todas mías
leídas
con el tiempo
poder
ser un poeta vivo
aún
después de muerto.
En
el libro una rosa entre sus hojas
una
lágrima, un recuerdo y un San Jordi
y
no cómo un ladrón de palabras
que
me las dio un ángel del cielo.
Las
páginas se volverán amarillas
lo
mismo que mis cansados huesos
que
lean que hubo un poeta
con
poemas de amor y de cuentos.
Que
vivió su vida
en
busca de esas palabras
y
que al final las encontró
cuando
más le hacían falta.
Paco Pascual
Paco Pascual
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