Atrás quedó
la angustia de aquellos dias
que corria a buscarte,
de aquellas tardes
que con el aliento roto
sufría al no encontrarte.
De aquellas madrugadas frias
que soñaba contigo
y al despertar eras solo
un tímido papel en blanco.
Hoy
desde el silencio de mi corazón rimado
y con tu cálida esencia renovada
resbalan tus palabras entre mis dedos,
susurra mi nombre tus callados labios,
me deleitas con tu sonido la vida entera.
Hoy
sé que eres parte de mi alma
hoy sé que te has convertido sin quererlo
en mi amada y anhelada poesia.
Ya nos hemos encontrado.
Ya no te perderé más.
Rosa Maria Vargas
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