Si
te explicara, amor,
como
esta tarde mi amor se rompe
por
un minuto amable...
No
lo entenderias quizás.
Si
me soñaras, amor,
como
me sueña el cielo,
mi
corazón sería fuego
en
vez de hielo.
Si
me sintieras, amor,
como
siente el vientre de una madre;
si
me bebieras, amor,
como
bebe un niño de pecho afable...
No
lo entenderías quizás.
Si
te estremeciera mi cuerpo de ángel
como
me estremece tu alma de amante;
si
el mirarme fuera tu única pasión,
con
un amor salvaje que nace
de
tu bello y sencillo corazón...
Pero
que importa que no me entiendas
si
aunque no me sueñes,
ni
me sientas,
ni
te explique,
ni
me bebas,
solo,
solo con mirarte
al
fin reconozco tu esencia.
Mi
pasión, tu fuerza, mi cuerpo de ángel,
tu
alma de estrella
serán
nuestra libertad,
serán
nuestras futuras huellas,
y
como un símbolo
aquellas
diecisiete letras
que
tu grabaste hace tiempo
en
silencio y casi a tientas: amor incondicional
Rosa M. Vargas
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