Desnudo viene el sol al horizonte,turbada nube anuncia su osadía,el mar está en reposo, se abre el día,las sombras cobran vida sobre el monte.Despierta el polizón, mudo sinsonteque boga sin pasaje en la gran vía,su mísero equipaje bien podríaestar pidiendo a gritos su remonte.Su orgullo lo colgó de una farola,su fe se derrumbó sobre sus pasos,sus sueños los perdió por el camino.Dejó su dignidad en los fracasos,y culpa a la crueldad de su destinotener su voluntad sobre una ola.IIEl mar alza sus olas, grita el viento,el barco titubea, se estremece,tropieza el polizón que ya aparecedesnudo entre el pasaje en movimiento.Sus ojos ponen voz al pensamiento,su rostro ante su grito se oscurece,el rictus de sus labios se estremecedejando en libertad al sufrimiento.Su mano busca apoyo en la caíday agarra, sin querer, la indiferenciaque pasa por su lado distraída.Y envuelto en el fracaso de su vidae hiriendo a la crueldad de su existenciase alza sobre el jugo de la herida.IIIEl sol vuelve al refugio de su ocasodejando a la ciudad en parpadeo,se acerca sigiloso el dios Morfeodejando incertidumbres a su paso.El hombre, que escondido en su fracaso,derrocha la rutina en su paseo,devuelve la carencia al titubeobuscando un frío lecho bajo el raso.Arriba, en lujoso camarote,donde goza de trono un crucifijo,se eleva una oración con estrambote.Y abajo en el desden de un viejo bote,a un polizón envuelto en acertijole mandan al infierno de rebote.
Nicanor López
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