De niño se creyó
que era un ruiseñor
cantando cómo un
ángel
y vistiendo plumas
de algodón.
Que volaba de rama
en rama
enamorando a todas
las damas
se miraba cada día
en el espejo
mientras realizaba
sus sueños.
Más llegó a la edad
adulta
despertando a la
cruda realidad
que ni era un
ruiseñor
ni tan si quiera
sabia volar.
Se enamoró de una
niña
de su clase en la
escuela
ella pasaba por su
lado
sin mirarlo tan
siquiera.
No era muy alto
ni rubio, ni de ojos
azules
más bien uno del
montón
siendo apartado de
un empujón.
Las chicas que le
gustaban
él no les gustaba a
ellas
y si alguna lo
miraba
su corazón no sentía
nada.
Pasaron varios años
que cruel realidad la suya
se veía un solterón
viejo y llevando un
bastón.
No tenía ningún
aliciente
ya la vida para él
más el destino quiso
que se encontrasen
los dos.
Se miraron a los
ojos
ella lo vio cómo un
ruiseñor
de canto hermoso y
plumas de color
y un día radiante de
sol.
En una ermita, un
sacerdote
para siempre los
unió
y formaron su nido
de amor
la princesa y el
ruiseñor.
La vida da vueltas y
vueltas
y cuando uno menos
se lo espera
el amor llama a tú
puerta
enamorándose de ti,
una princesa.
Que cómo en un
cuento de amor
fueron felices los
dos
atravesando el
espejo
siendo para siempre
un ruiseñor.
Paco Pascual
No hay comentarios:
Publicar un comentario