que aunque no haya modales,
si se respetan las reglas,
huyen las adversidades.
Tal vez un “perdón” a tiempo
transforma la realidad
y gracias a él se logre
ser amigos de verdad.
Es como la buena tierra
que da sus mejores frutos
al hortelano que siembra
en la herida de los surcos.
Esas metas ya logradas
són parte de nuestro “haber”
y crece nuestra armonía
en áreas del buen “saber”.
Joan Linares
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